“¡Qué sed! ¡Qué hambre!” es un proyecto de cómic llevado
a diferentes formatos: publicación, dibujos, tapiz ligero,
performance. La historia se sitúa en la terraza de un
Madrid tórrido de julio, donde unas plantas, abandonadas
a su suerte, luchan por la supervivencia. Una compañera
de piso, le pide a la otra que, en su ausencia durante
las vacaciones, cuide de sus plantas y ellas, tomarán las
riendas de la situación y serán también protagonistas de
la narración.

El punto de partida de este trabajo es la reinterpretación
de la novela “Hambre” de Knut Hamsun, donde un artista
vaga por las calles de Cristianía sobreviviendo a la falta
de trabajo, dinero y comida. Del protagonista de Hamsun
y sus paseos viajamos hasta el clima de la meseta,
reflexionando sobre el ritmo de las plantas y poniendo
en crisis su mal entendido inmovilismo. “No somos malas
hierbas, sólo hierbas no procedentes” dicen unas. Mientras
algunas flores están cansadas de servir al sistema
humano, otras resisten y se apoyan entre sí, prestándose
mecanismos de defensa y exponiéndose al sol y a canciones
horteras. La comunicación entre seres vivos, el
apoyo mutuo, la fragilidad, el xenofeminismo, la literatura...
son algunos de los factores fundamentales en el desarrollo
de este proyecto.

El proyecto que se concibe como un ir y venir entre distintos
lenguajes para reflexionar de qué manera las personas
establecemos ciertos vínculos con lo que nos rodea
a través de las plantas y sus cuidados. El día de la
inauguración y la clausura de la exposición se activan las
piezas con la lectura de un fanzine que recopila una serie
de textos realizados durante proceso de realización
de las obras el mes de julio además dey la interpretación
de una pequeña selección de canciones que han acompañado
durante la residencia. El humor, la cotidianidad y
las experiencias personales se convierten en el punto de
arranque de un proyecto en el que la fragilidad y el pensamiento
kropotkiniano son esenciales.

La dueña de las plantas sólo espera que, al terminar el
verano, su compañera haya vencido al despiste y al olvido
y que las plantas hayan sobrevivido.
¡Qué sed! ¡Qué hambre!
Este proyecto ha sido realizado gracias a las residencias de verano de Creación Injuve (2019)